Por Rosendo Fraga
El año 2016, cierra con un balance dispar o diferente, de acuerdo a las áreas de gobierno que se analicen. En lo económico, un año atrás, al asumir, el gobierno a través del ministro de Hacienda y Finanzas (Prat Gay), sostuvo que el crecimiento sería moderado, del 1,5 y que la inflación anual estaría entre 20 y 25. Parecía un pronóstico razonable y posible en el marco de un plan gradual que evitara en el corto plazo el costo social y político de ajustes fuertes. Pero el año termina con inflación cercana al 40 anual, aunque bajando en el segundo semestre y crecimiento negativo de aproximadamente 2,5%. Más allá de las diferencias personales con Prat Gay que precipitaron su salida del gobierno, con un mejor resultado difícilmente esto habría sucedido. Ello trae como consecuencia el deterioro de los indicadores sociales. El aumento de la inflación hizo aumentar la pobreza en aproximadamente 5 puntos y de acuerdo al observatorio Social de la UCA, supera el 30%. El desempleo se incrementó y se acerca al 10%. El poder adquisitivo del salario formal ha perdido varios puntos durante el año. En la política exterior, el primer semestre mostró un desempeño brillante. La reconexión con el mundo occidental fue la prioridad y la visita de Obama a fines de marzo, el punto más alto de esta política, cuando dijo "Argentina es el ejemplo para la región". Pero en los últimos meses del año, el triunfo de Trump en los EEUU, tras una fuerte toma de partido de Macri y su canciller a favor de Clinton, descolocó la política exterior argentina. Las medidas que anticipa el Presidente electo de los EEUU, plantean a la Argentina el encarecimiento del crédito que ya ha comenzado y condiciones más difíciles en el comercio exterior.
Pero en política interna, el balance anual muestra un saldo más positivo. Macri enfrenta dos desafíos centrales: mostrar que un gobierno no-peronista puede tener gobernabilidad en lo político y que puede haberla sin Hiperpresidencialismo en lo institucional. Pese a ser un gobierno que tiene solo un quinto del Senado, un tercio de la Cámara de Diputados, nada más que 5 de 24 gobernadores -aunque importantes- y que no cuenta con base propia en el sindicalismo y los movimientos sociales, ha tenido logros importantes. En el Congreso obtuvo la aprobación de proyectos claves como el acuerdo con lo holdouts al comienzo del año, el blanqueo y la reforma previsional al promediarlo y el presupuesto 2017 al terminarlo. Logró los dos tercios en el Senado parla designación de los dos integrantes de la Corte que propuso, el jefe del servicio de inteligencia y el Presidente del Banco Central. Cierra el primer año de gobierno sin ningún paro general, algo que enfrentaron con frecuencia los anteriores gobiernos no peronistas. Termina el año con una aprobación razonable en la opinión pública, dada la situación económica. El balance político del año dice así que Macri tiene posibilidad de responder con éxito a sus dos desafíos políticos centrales: gobernabilidad pese a ser un gobierno no-peronista en minoría en el sistema político y tenerla sin el hiperpresidencialismo que caracterizó a los gobiernos peronistas.
Pese a ello, el último mes, mostró una situación contradictoria con el balance anual, ya que el gobierno perdió la iniciativa política y enfrentó fuertes protestas aunque cedió a los reclamos. Esto sucedió a partir del 18 de noviembre, cuando tuvo lugar la marcha de protesta reclamando la sanción de la ley de emergencia social de la que participaron todas las centrales sindicales, los movimientos sociales y representantes de las economías regionales. El 23 de noviembre, cedió ante los movimientos sociales y dos días después firmó con tres de ellos el compromiso de sancionar la ley de emergencia social, que les transfiere 10.000 millones de pesos anuales los próximos tres años. Los líderes que firmaron, al día siguiente dijeron que su compromiso era sólo no saquear, pero no suspender la protesta. Los gobernadores en el Senado bloquearon la reforma política que pretendía el gobierno. Tres protestas en cárceles llevaron al gobierno a suspender la sanción de cuatro leyes que endurecían las condiciones de excarcelación de los reincidentes y los condenados por delitos graves, e indemnizaban a las victimas del delito. El Peronismo se unió en Diputados y dio media sanción al proyecto de reforma de ganancias de la oposición. El gobierno se vio obligado a ceder, aceptando parcialmente este proyecto. En medio de la negociación, los gremios del transporte pararon el país durante medio día. Pese a las concesiones, las protestas protagonizadas por los movimientos sociales, pero también por los científicos y los ambientalistas entre otros, proliferaron en los últimos días del año, sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires, capital del país.
La relación del oficialismo con el Peronismo, la justicia, la seguridad pública y el Papa, han sido ejes relevantes del año 2016 en lo político. Macri designó un gabinete sin figuras provenientes del Peronismo, reduciéndolo a las fuerzas que integran Cambiemos (PRO, UCR y CC), mientras que la gobernadora de Buenos Aires (Vidal), hace lo contrario, haciendo participar del poder a diversos sectores del PJ, comenzado por Massa. Pero sobre el fin de año, figuras del oficialismo como el Presidente de la Cámara de Diputados (Monzó) y el Ministro del Interior (Frigerio), plantearon que Cambiemos debe ampliarse a sectores del Peronismo, tanto por la gobernabilidad como por la elección del año próximo. Con el Poder Judicial, el oficialismo comenzó el año con el objetivo de promover una renovación de la justicia federal y desplazar a la Procuradora (Gils Carbó). Pero al finalizar 2016, no ha logrado este objetivo y los mismos jueces federales que cuestionaba ahora desestiman acusaciones del Kirchnerismo contra el oficialismo, como ha sucedido con el Juez Rafecas. Desde el inicio del gobierno, la "Triple fuga" mostró que la inseguridad pública es una vulnerabilidad importante del oficialismo. Pero en el segundo semestre del año, el tema se instaló como primera demanda de la sociedad, sin que el oficialismo haya logrado poner en marcha una política percibida como eficaz para enfrentarla. La toma de la comisaría 38 de la Capital a fin de año, corroboró que la inseguridad es un área vulnerable del gobierno. Macri comenzó a gobernar desde una posición distante con el Papa, como lo puso en evidencia el frío encuentro oficial que tuvo lugar en febrero. Pero a partir de junio revisó su posición, la cambió y ello explica la actitud conciliadora y cordial en el que tuvo lugar el encuentro informal de octubre.
En conclusión: el primer año de gestión de Mauricio Macri cierra con un balance dispar en las diferentes áreas, con éxitos en lo político, falencias en lo económico y social y en lo exterior que tendrá que replantearse; Macri ha mostrado que pese a ser un gobierno no peronista y estar en minoría en todos los niveles -Congreso y provincias- puede tener gobernabilidad y gobernar sin “Hiperpresidencialismo”; pero el último mes, puso de manifiesto que el gobierno ha perdido la iniciativa, la oposición ha comenzado a discutirle el poder y la calle se evidencia como un ámbito vulnerable para él y la relación con el Peronismo, la justicia y el Papa y la inseguridad pública han sido variables políticas claves durante el año que finaliza.
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