Por: Juan Pablo Carvajal

Cuando el proyecto Huemul (que impulsó el entonces presidente, Juan Domingo Perón, junto al científico alemán Ronald Richter, en la ciudad de Bariloche), fracasó en la década de 1950, poco se presumía que, siete décadas después, una iniciativa similar tomaría impulso y generaría posiciones encontradas. La instalación de una planta nuclear en la localidad rionegrina de Sierra Grande alteró las partículas de las opiniones políticas y de la sociedad en su conjunto.

La esperada lluvia de inversiones que prometió el presidente, Mauricio Macri, en su campaña electoral, comenzó a tomar forma con la búsqueda de financiamiento para la puesta en marcha de una central nuclear similar al complejo Atucha, en la provincia de Buenos Aires y Córdoba. Si de números se habla, la cifra, que supera los 12.500 millones de dólares, dejó boquiabierto al oficialismo local y, en especial, al provincial que no titubeó ni un momento al justificar el impacto positivo en la construcción de dicha planta, como así también la generación de fuentes de empleo en una zona, como Sierra Grande, castigada por el abandono progresivo de la actividad minera.

Los antecedentes no son muy alentadores. En 2014, se puso en marcha el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu, destinado principalmente a la producción del combustible utilizado para potenciar a los futuros reactores nucleares de potencia argentinos que utilicen la tecnología de uranio enriquecido y agua liviana, materia prima del desarrollo nuclear.

Si bien la propuesta se lleva adelante con total hermetismo, en la localidad costera comenzó el debate. Legisladores nacionales, como así también municipales, debieron desempolvar las actas del Deliberante local para recordar que rige la Ordenanza N° 014/96, que declara a Sierra Grande como zona “no nuclear”.

Tampoco queda afuera de los principales borradores la instalación de la planta en la localidad de San Carlos de Bariloche, que es pionera en el desarrollo de este tipo de energía en el país y en la región, y donde la discusión en torno a si están dadas las condiciones ambientales óptimas para concretar la iniciativa está latente.

En términos políticos, este puntapié para el desarrollo de Atucha IV en la región se convirtió en un nuevo guiño del gobierno, que conduce Alberto Weretilneck, a la Casa Rosada. Más aún con el acompañamiento del mandatario rionegrino a la gira asiática del Jefe de Estado.

Vecinos en guerra

Los reclamos sobre el proyecto nuclear traspasaron los límites de la geografía rionegrina, y los primeros en saltar con los tapones de punta fueron los chubutenses. Sin reconocer ideología partidaria, desde diferentes sectores manifestaron su preocupación al respecto. En este contexto, el intendente dasnevista de Puerto Madryn, Ricardo Sastre, reclamó “consultar a los patagónicos si quieren una central nuclear en una región que es de las más puras del mundo”. De igual manera, el diputado provincial, Miguel Pagliaroni (Cambiemos), en conjunto con la senadora Nancy González (Frente para la Victoria), solicitarán explicaciones al gobierno de la Provincia y a las autoridades nacionales respecto a la posible instalación de una planta en Sierra Grande. En este aspecto, la polémica está instalada en el Congreso, donde son pocos los que se animan a cuestionar el Plan nuclear.

Asimismo, el gobernador Mario Das Neves, también se metió en la polémica al señalar: “El tema ambiental es una demanda mundial. Así que nos eligen a  nosotros, quieren venir los chinos de otros lugares a poner  plantas nucleares. Nosotros no queremos, que las pongan en otro  lugar”

No cabe duda de que el proyecto removió las partículas de posiciones encontradas en la región. Mientras en la Provincia y en la Nación predomina el silencio, en el hemisferio oriental, una comitiva integrada por el gobernador Alberto Weretilneck y el presidente Mauricio Macri fue a la búsqueda de inversiones que instalan el temor de convertir a la región patagónica en la próxima Chernobyl. 

Nelson Iribarren (Intendente Sierra Grande)

“Las cuestiones nucleares espantan”

Así lo manifestó, en diálogo con La Tecla Patagonia, el Jefe comunal de Sierra Grande, quien además manifestó su respaldo bajo el justificativo de llevar adelante un “desarrollo controlado”

El intendente de la localidad de Sierra Grande, Nelson Iribarren, dialogó con La Tecla Patagonia acerca de la instalación de una planta nuclear en su comuna. En este mismo sentido, puntualizó: “Está todo en potencial, y nosotros no tenemos ninguna confirmación oficial. Estoy tratando de averiguar con autoridades nacionales qué hay de cierto en esto, por los rumores y vaivenes de la información que circula”.

En referencia a la elección de su lo-calidad, el alcalde aclaró: “Todos los datos indican que la provincia de Río Negro sería la elegida para la instalación de una planta de estas características, y las ciudades que suenan como estratégicas para esa ubicación son Sierra Grande, Lamarque, General Conesa y Río Colorado”.

En cuanto a las declaraciones de los referentes del PRO que confirmaron la construcción, el mandamás señaló: “Hay enojo en muchos sectores, porque es una in-formación que se pincha, y esto es delicado, porque debería ser anunciado por el presidente o las personas que estén trabajando en el Proyecto, ya que hablar de cuestiones nucleares espanta a todo el mundo y, lejos de fomentar una ilusión de crecimiento y desarrollo, se genera pánico”. Sobre su postura, Iribarren manifestó su acuerdo “siempre y cuando no se ponga en riesgo el medioambiente y la salud de la gente”.

Magdalena Odarda (Senadora Nacional)

“No somos el basurero de nadie”

La senadora nacional, Magdalena Odarda, dialogó con La Tecla Patagonia y sentó su postura en lo concerniente a la posible instalación de una planta nuclear en la Provincia. Al respecto, indicó: ”Cuando era concejal en Sierra Grande, en el año 1999, trabajamos una ordenanza para declarar a la ciudad como ´Municipio no Nuclear´, en conjunto con los vecinos. Por eso, me parece que es una decisión que debe tomar la sociedad de Sierra Grande, y tener presente que no somos el basurero de nadie. En su momento, quisieron instalar un basurero de sustancias tóxicas, y esto es algo que ya se hablaba en la década del no-venta y similar al de Gastre. Por tal motivo, nosotros queremos turismo, que sea limpio, amigable con la naturaleza, y toda actividad productiva debe ir en ese sentido. A mi juicio, esto es incompatible con la actividad nuclear. Por eso, hay que buscar otras alternativas, dado que Sierra Grande se merece otro trato”. 

“No podemos permitir que gente que tiene intereses en otro lado piense que nosotros podemos seguir siendo el basurero de toda la Argentina”, consideró, en este sentido, la parlamentaria nacional.

Graciela Holtz (Diputada prov. FpV)

La oposición en la Legislatura

La Diputada provincial dio cuenta de su oposición a la instalación de la Planta nuclear, y puso a consideración la existencia y detalles de la ordenanza que declara a Sierra Grande como municipio “no nuclear”

“Solicitamos a la Secretaría de Energía de Río Negro, como así también a la Comisión Nacional de Energía Atómica, para que nos informe si hay, a nivel provincial, tratativas con respecto a la instalación de una planta nuclear”, señaló en diálogo con La Tecla Patagonia la diputada provincial, Graciela Holtz (FpV).

“También hay que recordar que la municipalidad de Sierra Grande tiene una ordenanza municipal del año 1996, y fue firmada por el actual intendente (Nelson) Iribarren, cuando era Presidente del Concejo Deliberante, declarando al municipio como ´no nuclear´. Esta normativa prohíbe la prospección, extracción, circulación, almacenamiento o tránsito de materiales radiactivos o susceptibles de ser utilizados en el ciclo nuclear. También se prohíbe la instalación de plantas que procesen material atómico, nuclear o patológico, que sea contaminante de la naturaleza y afecte la vida humana, animal o vegetal. En virtud de esta ordenanza, solicito al intendente Iribarren, que fue informado, que no tome esta decisión sin ponerla a consideración de los serranos. Además, esto incluyó la prohibición de un basurero nuclear, que es una posibilidad que reaparece cada tanto tiempo”.

“Nosotros queremos que Sierra Grande sea un destino turístico por excelencia. Tenemos cerca a Península de Valdés y, por ese motivo, queremos potenciar esta zona, donde sería negativa la instalación de la planta”.

Nota completa en la edición impresa de La Tecla Patagonia n° 336