Actualizado: Miércoles, 1 mayo 2024
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La Plata
Dos realidades en una ciudad
Un informe del Centro de Estudios de Ciudad de la UBA arrojó resultados alarmantes en relación a la pobreza extrema y a la desigualdad entre el norte y el sur de la CABA. Los indicadores demuestran el contraste dentro del distrito más rico del país. La mirada de los actores políticos acerca del tema.
Un informe del Centro de Estudios de Ciudad (CEC), perteneciente a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), arrojó resultados alarmantes en cuanto a dos temas delicados: pobreza extrema y desigualdad. El dossier evidencia las claras diferencias en las condiciones de vida, salud, educación, vivienda e ingresos económicos entre los habitantes del norte y del sur del territorio porteño.
El estudio científico y social se basó en mediciones oficiales de la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad (DGEyC), que en muchos casos discrimina los datos por comuna, según ponderaron los investigadores consultados. El informe, denominado “La Ciudad en deuda”, estudió una franja temporal que abarcó de 2012 a 2017.
Las favorables condiciones que ostenta Buenos Aires, la ciudad más rica del país, no se condicen con el alto nivel de desigualdad y el ignominioso 3,7 % de población que padece la pobreza extrema. El trabajo no sólo demuestra que existe una importante cantidad de indigentes en el distrito capital, sino que además plantea que ese número, alrededor de 114.000 porteños, vive mayoritariamente en la zona sur de la Ciudad.
En diálogo con Qué, el economista Agustín Mario definió al paper como “un trabajo estadístico, con dos grupos de indicadores. Uno es indigencia o pobreza extrema, y el otro es desigualdad”.
El primer indicador mostró que en la CABA, según la última medición de la DGEyC, hay 34.000 hogares indigentes, el 2,6 % del total de las familias porteñas. Mario, quien además es docente de la Universidad de Moreno y de la UBA, reconoció que, según los datos del año pasado, “si bien hay una proporción menor de personas indigentes, las personas que quedan por debajo de la línea están más lejos de salir de ese estado de pobreza extrema”.
Con respecto a la medición de la desigualdad con el coeficiente de Gini, Mario dijo que, en la Ciudad, en el 2013, se alcanzó el menor número, y después hubo aumentos en el 2014, 2015 y 2016, pero destacó que en el 2015 aumentó la desigualdad en la Ciudad, cuando a nivel país había una reducción del indicador.
“La diferencia entre norte y sur existe. Hay tratamientos diferentes de una misma situación”, sentenció Inés Albergucci, quien abordó dentro del mismo informe el tema de la desigualdad entre el norte y el sur de la Ciudad. La cientista social analizó un conjunto de indicadores que hace a las condiciones de vida de la población (pobreza, actividad económica, características demográficas, educación, salud, riesgos de la población menor de un año, etc.)
Sobre cuáles son los ejes que más impactan en la desigualdad, Albergucci sostuvo que “salud y educación son muy significativos. Respecto a salud, nosotros miramos lo que es la tasa de mortalidad infantil. En los últimos años, hay un 135 % de diferencia entre lo que sucede en el norte y lo que sucede en el sur. La diferencia resulta abismal, y ahí el Estado está llegando de manera despareja”.
En cuanto a educación, la socióloga sostuvo que, en el sur de la Ciudad, el 80 % de los chicos va a la escuela pública, y el 20% a la privada; en el norte, es exactamente al revés: un 80 % asiste a la escuela privada y un 20 % a la estatal. En tanto, en el centro, los porcentajes se reparten mitad y mitad.
“Allí se ven cuáles son las opciones, las oportunidades, y de qué manera resuelven las necesidades sociales los habitantes de la Ciudad: vía Estado o vía Mercado. En el norte, hay más oportunidades, por oferta y por capacidad. Hay muchas más instituciones del sector privado que del público por oferta, pero también por la posibilidad de poder acceder a una escuela privada, lo que no sucede en el sur”, añadió Albergucci.
Consultada por el indicador de empleo, la socióloga advirtió que, al tercer trrmestre de 2017, la tendencia sigue siendo la misma: el sur de la Ciudad tiene una tasa de desocupación que duplica al norte (16,9 % y 7 %, respectivamente). “El desarrollo de vida de una persona, desde que nace hasta que muere, se traduce en ese nivel de desigualdades”, graficó la investigadora.
Con una población aproximada de 3 millones de personas, y con más de 222 mil millones de pesos en recursos, la Ciudad sigue manteniendo niveles de pobreza y desigualdad que se están tornando problemas endémicos.
“Me parece sumamente grave el incremento de la desigualdad. Pero si se piensa en la pobreza extrema, es tremendo que, en una ciudad como Buenos Aires, haya niveles de pobreza extrema como los que hay”, sostuvo Agustín Mario, y agregó que “debería llamar la atención de las autoridades e implementarse políticas para resolver este problema, no como una meta a largo plazo, como la ‘pobreza cero’, sino como una meta inmediata”.
En lo concerniente a la proyección del tema indigencia y desigualdad, Albergucci manifestó que “hay una tendencia de los indicadores a acentuarse. Es un proceso creciente no sólo en CABA, sino también en las grandes ciudades de América Latina”. A modo de cierre, la socióloga sostuvo que “el problema de la distribución del ingreso y la desigualdad tiene una traducción concreta en las condiciones de vida de los porteños, y me parece que ahí está la preocupación mayor”.
El estudio científico y social se basó en mediciones oficiales de la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad (DGEyC), que en muchos casos discrimina los datos por comuna, según ponderaron los investigadores consultados. El informe, denominado “La Ciudad en deuda”, estudió una franja temporal que abarcó de 2012 a 2017.
Las favorables condiciones que ostenta Buenos Aires, la ciudad más rica del país, no se condicen con el alto nivel de desigualdad y el ignominioso 3,7 % de población que padece la pobreza extrema. El trabajo no sólo demuestra que existe una importante cantidad de indigentes en el distrito capital, sino que además plantea que ese número, alrededor de 114.000 porteños, vive mayoritariamente en la zona sur de la Ciudad.
En diálogo con Qué, el economista Agustín Mario definió al paper como “un trabajo estadístico, con dos grupos de indicadores. Uno es indigencia o pobreza extrema, y el otro es desigualdad”.
El primer indicador mostró que en la CABA, según la última medición de la DGEyC, hay 34.000 hogares indigentes, el 2,6 % del total de las familias porteñas. Mario, quien además es docente de la Universidad de Moreno y de la UBA, reconoció que, según los datos del año pasado, “si bien hay una proporción menor de personas indigentes, las personas que quedan por debajo de la línea están más lejos de salir de ese estado de pobreza extrema”.
Con respecto a la medición de la desigualdad con el coeficiente de Gini, Mario dijo que, en la Ciudad, en el 2013, se alcanzó el menor número, y después hubo aumentos en el 2014, 2015 y 2016, pero destacó que en el 2015 aumentó la desigualdad en la Ciudad, cuando a nivel país había una reducción del indicador.
“La diferencia entre norte y sur existe. Hay tratamientos diferentes de una misma situación”, sentenció Inés Albergucci, quien abordó dentro del mismo informe el tema de la desigualdad entre el norte y el sur de la Ciudad. La cientista social analizó un conjunto de indicadores que hace a las condiciones de vida de la población (pobreza, actividad económica, características demográficas, educación, salud, riesgos de la población menor de un año, etc.)
Sobre cuáles son los ejes que más impactan en la desigualdad, Albergucci sostuvo que “salud y educación son muy significativos. Respecto a salud, nosotros miramos lo que es la tasa de mortalidad infantil. En los últimos años, hay un 135 % de diferencia entre lo que sucede en el norte y lo que sucede en el sur. La diferencia resulta abismal, y ahí el Estado está llegando de manera despareja”.
En cuanto a educación, la socióloga sostuvo que, en el sur de la Ciudad, el 80 % de los chicos va a la escuela pública, y el 20% a la privada; en el norte, es exactamente al revés: un 80 % asiste a la escuela privada y un 20 % a la estatal. En tanto, en el centro, los porcentajes se reparten mitad y mitad.
“Allí se ven cuáles son las opciones, las oportunidades, y de qué manera resuelven las necesidades sociales los habitantes de la Ciudad: vía Estado o vía Mercado. En el norte, hay más oportunidades, por oferta y por capacidad. Hay muchas más instituciones del sector privado que del público por oferta, pero también por la posibilidad de poder acceder a una escuela privada, lo que no sucede en el sur”, añadió Albergucci.
Consultada por el indicador de empleo, la socióloga advirtió que, al tercer trrmestre de 2017, la tendencia sigue siendo la misma: el sur de la Ciudad tiene una tasa de desocupación que duplica al norte (16,9 % y 7 %, respectivamente). “El desarrollo de vida de una persona, desde que nace hasta que muere, se traduce en ese nivel de desigualdades”, graficó la investigadora.
Con una población aproximada de 3 millones de personas, y con más de 222 mil millones de pesos en recursos, la Ciudad sigue manteniendo niveles de pobreza y desigualdad que se están tornando problemas endémicos.
“Me parece sumamente grave el incremento de la desigualdad. Pero si se piensa en la pobreza extrema, es tremendo que, en una ciudad como Buenos Aires, haya niveles de pobreza extrema como los que hay”, sostuvo Agustín Mario, y agregó que “debería llamar la atención de las autoridades e implementarse políticas para resolver este problema, no como una meta a largo plazo, como la ‘pobreza cero’, sino como una meta inmediata”.
En lo concerniente a la proyección del tema indigencia y desigualdad, Albergucci manifestó que “hay una tendencia de los indicadores a acentuarse. Es un proceso creciente no sólo en CABA, sino también en las grandes ciudades de América Latina”. A modo de cierre, la socióloga sostuvo que “el problema de la distribución del ingreso y la desigualdad tiene una traducción concreta en las condiciones de vida de los porteños, y me parece que ahí está la preocupación mayor”.
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