Ante el avasallamiento del kirchnerismo sobre las empresas de telecomunicaciones, cuya escusa sería la de evitar el monopolio, con la unión de Telefónica Argentina y Telecom Italia, el ministro de Planificación, Julio De Vido no descartó de que el Estado se haga cargo del servicio que fue privatizado en la década del 90.

"Telecom y Telefónica son las dos principales empresas de telefonía fija y es de extrema gravedad que una de ellas pueda gravitar sobre las decisiones que tome la otra”. En ese marco, no descartó "caducar si es necesario la licencia" e "ir al Congreso para restituir al Estado la operación" en caso de que Telecom siga incumpliendo la exigencia de "desinversión" para "evitar una situación monopólica", argumentó el ministro. Repasemos las estatizaciones durante el mandato kirchnerista:

La que más ruido hizo no sólo en los medios de comunicación, sino dentro de toda la sociedad, fue la de Aerolíneas Argentinas. La autorización para la nacionalización de las aerolíneas fue aprobada por amplia mayoría con 46 votos a favor y 21 en contra. Hasta ese momento, las dos compañías (Aerolíneas y Austral), cuya mayoría accionaria estaba en manos de Interinvest,  una empresa controlada por el grupo español Marsans.

En esta oportunidad el Gobierno Nacional se hizo cargo de la deuda de la empresa, que ascendía a 890 millones de dólares. Lo que generó malestar en la sociedad es que este servicio es utilizado generalmente por la clase alta y que esa estatización no estuvo enmarcada en el modelo progresista que los K quieren imponer. Quizás era la oportunidad para los ferrocarriles.

Otra de las estatizaciones cuestionadas era la de los fondos de la AFJP, porque la crisis internacional estaba causando estragos en el sector económico nacional, provocando una gran recesión. La iniciativa fue aprobada en el Senado de la Nación con 46 votos a favor, 18 en contra y una abstención, el 20 de octubre de 2008.

Desde el Gobierno nacional habían declarado que se tomó esta medida con el argumento de que los fondos de los 5 millones de trabajadores que aportaban al régimen de capitalización registraron en los últimos meses una caída del 20% a raíz de la crisis financiera. Lo cierto es que el Gobierno quería  asegurarse el financiamiento que le permita evitar un default de la deuda pública y de esta manera aumentar la caja. Vale aclarar que se han quitado fondos de los jubilados para equilibrar la economía en más de una oportunidad.

Pero el 20 de agosto de 2009, se anunciaba con “bombos y platillos” la estatización del fútbol de primera división; en el tiempo de los romanos esto se hubiera denominado “pan y circo”, porque se invirtieron millones de pesos para que después de 4 meses dejara un déficit terrible y complicado de contrarrestar.

El acuerdo entre la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y el titular de la AFA, Julio Grondona, durará 10 años y compromete a los próximos dos gobiernos a garantizarle un piso de 600 millones de pesos anuales a la institución futbolera por la cesión exclusiva de los derechos de televisación.

Con el nuevo acuerdo, los clubes de Primera división se repartirán 430 millones, la B Nacional recibirá 78, la B Metropolitana 35 y el fútbol del interior 12. Las categorías amateurs, la C y la D, percibirán 3 y 1,8 millones.  

Cuatro meses después, y con el Apertura 2009 transmitido por la pantalla oficial, las estimaciones privadas hablan de un déficit publicitario cercano a los 180 millones de pesos, números que cuestionan la "seriedad" y "eficiencia" que pedía Fernández en la comercialización del Fútbol Para Todos.  

En otro orden el 23 de marzo de 2006, Néstor Kirchner rescindió el contrato de concesión de Aguas Argentinas y la reestatización de la prestación de los servicios de agua potable y cloacas en el área metropolitana marcaron el final de un prolongado enfrentamiento con el grupo francés Suez.

En esa oportunidad, el Ministerio de Planificación anunció que el Gobierno invirtió 144 millones de pesos para resolver el problema de los nitratos y 205 millones de pesos para el mejoramiento de las prestaciones. También se pueden mencionar los casos de el ferrocarril de la línea San Martín y la de Correo Argentino.

Las estatizaciones por parte del oficialismo, en una primera parte a cargo de Néstor Kirchner y ahora en el mandato de su esposa, Cristina Fernández, no han  revertido la situación paupérrima que demostraban cuando estaban en manos del sector y privado. Además, algunas de ellas sirvieron para hacer “caja” y acumular más de lo acostumbrado.