Por Alejandro De Angelis 

Esqueletos de edificios deteriorados, materiales abandonados ante la inclemencia del tiempo, casillas deshabitadas. La escena apocalíptica se repite a lo largo de la Patagonia. No hay obreros, ni máquinas trabajando, ni mucho menos niños y docentes en los lugares elegidos para levantar las Unidades de Nivel Inicial que se incluían dentro del Programa Nacional de construcción de 3000 jardines, que se encuentra paralizado, y sin soluciones concretas.

Lejos del ostentoso número inicial que el propio Presidente Mauricio Macri prometió en campaña, a fines de 2016 se licitaron las obras para la construcción de 200 establecimientos educativos, de los cuales 49 involucraban a la Patagonia (30 para Neuquén, 13 para Río Negro, 3 a Santa Cruz y otros 3 a Chubut). Para todos ellos, la firma encargada de la ejecución fue una Unidad Transitoria de Empresas (UTE) compuesta por Escarabajal Ingeniería S.R.L de Río Gallegos y Bahía Blanca Viviendas S.R.L. con domicilio en Comodoro Rivadavia.