La maquinaria amarilla está a toda máquina y los responsables de negociar un acuerdo electoral entre el PRO y La Libertad Avanza volvieron a reunirse ayer, en busca de limar las diferencias que aún persisten y con algunos avances en las conversaciones. De esta manera, Cristian Ritondo se reencontró con el armador provincial Sebastián Pareja, un encuentro al que también asistió el diputado nacional Diego Santilli. 

Según pudo saber La Tecla.info, Ritondo dejó en claro que, a pesar de las dudas que siembran algunas segundas líneas de LLA, ambos espacios conformarán un frente electoral, con un apoderado de cada partido (aún no se conocen sus nombres), despejando la idea de que será una lista 100% violeta y reivindicando la presencia del sello creado por Mauricio Macri.

“El nombre de los apoderados y los detalles de lo que terminen de negociar Cristian y el “Colo” lo vamos a saber mañana, cuando hagamos otro Zoom”, confió un alcalde amarillo, admitiendo que aún quedan retazos por considerar.

Macri y un café con Monzó 

En línea con los movimientos de sus alfiles de cara a los próximos comicios, el ex presidente Mauricio Macri recibió a Emilio Monzó, con el objetivo de discutir un posible escenario electoral que le permita al partido amarillo desbancar al peronismo.

Siguiendo esta lógica, la idea de Monzó es que los liderazgos nacionales no tendrán gran peso en la elección bonaerense, esta idea se refuerza aún más puesto que Cristina Kirchner está fuera del tablero. Además, la decisión del gobernador Axel Kicillof de dividir las elecciones bonaerenses, adelantando la fecha al 7 de septiembre, puede ser un centro para el PRO.


Monzó podría ser la llave que destrabe un nuevo armado territorial para el PRO.

La lectura del legislador Monzó no es casual, ya que tiene lugar en medio de un impasse luego de que los intendentes bonaerenses del PRO manifestaron su disconformidad absoluta con el acuerdo electoral entre el partido amarillo y La Libertad Avanza.

“El acuerdo con LLA en la Provincia lo estamos trabajando con mucha seriedad y madurez política. Esto no es un arreglo improvisado ni un reparto de cargos: es un proceso de construcción para consolidar un frente que le devuelva a la Provincia el orden, el desarrollo y la previsibilidad que el kirchnerismo le quitó durante años”, aseguró a La Tecla uno de los gestores de este acuerdo.

En la misma línea, agregó: “Con LLA compartimos la necesidad de ponerle un límite definitivo al populismo, pero tenemos claro que el PRO tiene una identidad, una historia y una responsabilidad de gestión. Por eso, lo que estamos haciendo es cuidar y potenciar a nuestros intendentes, sobre todo en los 13 municipios que para nosotros son prioridad. Son 13 de 135 distritos donde gobernamos con equipos sólidos, donde los vecinos nos dieron su confianza y donde el desafío es seguir transformando la realidad de la gente, con concejos deliberantes que acompañen las reformas y la gestión de nuestros intendentes”.

Para el partido amarillo el PRO tiene “una identidad, una historia y una responsabilidad de gestión” que no son negociables.

El blindaje de los 13

Desde el PRO aseguran que en Zárate, Pinamar, Arrecifes y Pueyrredón las conversaciones con el espacio violeta van “muy bien”, pero en otros distritos hay inconvenientes porque “LLA está pidiendo mucho”.

En esos municipios, apuntaron, “pareciera que no hay voluntad de acuerdo” por parte de los libertarios. Y en más de uno la relación es francamente tensa, especialmente aquellos cuyos alcaldes responden a Jorge Macri, como Junín (Pablo Petrecca), 9 de Julio (María José Gentile) y Vicente López, conducido por la vicepresidenta del PRO nacional y provincial, Soledad Martínez.

Tampoco son buenas las relaciones entre los libertarios y el alcalde de Pergamino, Javier Martínez, alineado con Daniel Angelici, aunque éste acepta la decisión del partido de avanzar con los acuerdos "guste o no guste".

Uno de los obstáculos que señalan los amarillos es que lo que acuerda Pareja no baja con suficiente inmediatez a los territorios, complicando el desarrollo de las relaciones y generando rispideces con los encargados de la negociación por parte de los amarilllos.