El peronismo no logra salir de sus discusiones internas y se sumerge en un pantano del que cada vez es más difícil salir. La crisis política se extiende en el tiempo y preocupa a sus máximos dirigentes.
Los principales socios que conforman Unión por la Patria no logran salir de una crisis dirigencial y política que los arrastra a un laberinto interminable. La figura de Cristina Fernández ya no posee tanto peso ni legitimidad y se abrió un proceso de transición hacia una nueva conducción.
Son varios los ejemplos que encajan en la caracterización de un estado de indefinición que adormece al Partido Justicialista. El primero, y más llamativo, es que no pudo reemplazar a alguien denunciado por violencia de género -con escándalo mediático mayúsculo- como Alberto Fernández en la presidencia. Ni las fotos publicadas que mostraban a Fabiola Yañez con moretones, ni los videos de Tamara Pettinato en la Casa Rosada, ni los audios del expresidente insultando a su ahora expareja hicieron llegar a un consenso en el justicialismo para encontrar un nombre para salir del atolladero. Cristina Fernández no pudo imponer a alguien de su confianza, Axel Kicillof tampoco logró proponer a alguien de su cercanía y los gobernadores del interior no pudieron hacer valer su peso. El 17 de noviembre habrá elecciones y hasta el momento no hay certezas sobre el proceso de renovación de autoridades.
En la provincia de Buenos Aires la situación es diferente, pero no escapa a la crisis generalizada del peronismo. El presidente del PJ bonaerense es Máximo Kirchner y tiene mandato vigente hasta diciembre de 2025. Pero no son pocos los sectores que cuestionan seriamente el rol del líder de La Cámpora y la tensión no cesa entre las tribus.
Producto de las presiones, el titular del partido anunció en mayo que iba a proponer convocar a elecciones en el próximo Consejo Provincial. La fecha impulsada también fue el 17 de noviembre para poder empalmar con los comicios a nivel nacional. Lo cierto es que la última reunión partidaria fue en febrero en Cañuelas y luego no hubo ninguna otra instancia formal. De esta manera, tras el aviso de Máximo Kirchner, tampoco se concretó la convocatoria a elecciones internas.
Del mismo modo, los sectores que más críticas realizan a la conducción del PJ bonaerense tampoco aceleraron mecanismos de presión para que se lleven a cabo los comicios ni tampoco mostraron intenciones de presentar lista.
Las discusiones internas en el peronismo se trasladaron al plano personal y poco se discute sobre qué orientación deben tomar en este contexto en el que gobierna un sujeto de las características de Javier Milei. En ese marco, Kicillof cobra un mayor protagonismo, que choca con la figura de CFK, pero últimamente comenzó a recibir ataques directos desde La Cámpora, la organización de Máximo.